lunes, 1 de diciembre de 2008

AGUA, NEBLINA, PARAMOS Y VOLCANES

Cuando estoy desocupado, me gusta coger los vasos de vidrio y meterlos al congelador un buen rato, y luego sacarlos a la atmósfera, cerca de los fogones encendidos de la estufa, y observar cómo el exterior del vaso comienza a "sudar lentamente" hasta cuando se cubre totalmente de finas gotitas de agua.
El choque de las temperaturas es un indicador de lo que pasa con la humedad relativa cuando se dan cambios en la temperatura atmosférica... por pequeñas que sean.

Un vaso y tres volcanes

Ello lo traemos a cuento, para referirnos a los tres volcanes, muy activos, que nos trasnochan y que nos acompañarán en nuestras vidas... es nuestro regalo de Navidad y para siempre.
Nosotros vivimos preocupados por los temblores, los piroclastos, las avalanchas y las lavas... pero queremos ignorar las descargas de calor que emiten permanentemente las fumarolas y erupciones de esos tres volcanes.

Las virtudes de la neblina

Y el deporte de chocar temperaturas con los vasos de la nevera, produce efectos instantáneos sobre la humedad del aire... y si estuvieran calientes... las emisiones de calor también lo serán de impacto, pero al revés.

Si bajan las temperaturas, el efecto es de condensación, si sube el efecto es de evaporación, de dispersión de la humedad... pero la vaina es que esa humedad no desaparece, es arrastrada por el viento y concentrada en alguna parte... como ocurrió en lo alto de la Cuenca del río Totare, en el norte del Tolima, arrasada, aislada y abandonada a la mano de Dios.

Y esas nieves derretidas, lluvias sobrantes, escorrentías exageradas, intensidades repetidas, concentraciones, descargas torrenciales, incrementan los flujos, los caudales... y los destrozos: arrancan rocas, erosionan suelos, desprenden la vegetación, las casas, se llevan a los animales y a las gentes apacibles y desprevenidas.


Belisario un ecólogo desafortunado

Un buen día Belisario Betancourt nos regañó por cuanto "jodiamos mucho con los páramos y con la neblina... que esos ecosistemas no servían para nada..." él no tenía la culpa, sabía mucho de la ecología española y muy poco de los páramos tropicales.

Y es que el conocimiento acumulado en los páramos nuestros es sencillamente insospechado... si fuera medianamente sospechado no romperíamos las fábricas de agua, esas manchas de frailejones que se destrozan cada vez que al desarrollo económico se le antoja una nueva carretera y obras suntuarias.

Los páramos son hijos de los volcanes

Es por ello que insistimos que en nuestra cultura debemos llamar a los páramos "sagrados"... como quien dice "no tocar", que lloraremos cada vez que un volcancito caprichoso sepulte a un bosque de frailejones, o cuando un ganadero quema el pajonal y a los frailejones, o cuando se cortan para envolver al hielo del nevado, o para pastorear ganados, o para dormir...

Son el corazón del trópico

Es que un páramo, es la cabecera de una cuenca, es el responsable de atrapar el agua de la atmósfera, fabricar y guardar toda el agua, alimentar el suelo, crear colchones de agua, romper la turbulencia de los vientos, modificar la energía solar, conservar la materia orgánica del suelo que es la responsable de la retención del agua, es la contra para la ganadería que se roba el agua... si la vegetación de páramos desaparece... la neblina se descontrola, se vuelve agresiva, aumenta o disminuye caprichosamente...

En los bosques de niebla

En los bosques de niebla que aún quedan, arriba de la franja cafetera y que denominamos bosques de niebla porque allí vive la neblina, reciben su nombre por cuanto cuando aumenta la temperatura del suelo, por efecto del calor de los rayos del sol, el agua comienza a evaporarse como si fueran humitos, y sube a través de la vegetación y más arriba, se enfría, se condensa y comienza su regreso en forma de neblina... por ello los bosques de niebla siempre tienen la humedad necesaria. Y recordemos que siempre llueve después de una erupción.

A jugar con los vasos fríos

El Periódico El Mundo de España, registra un artículo de Tania Oshima, en el que textualmente afirma que "Una de las verdades más conocidas para los climatólogos es que el vapor de agua es el más potente gas de efecto invernadero". Es fácilmente comprobable por cualquiera que se duche y sienta que el cuarto de baño se ha recalentado, o cuando se viaja a un país tropical y la humedad aumenta la intensidad del calor.

El vapor de agua multiplicará por dos el calentamiento del planeta

Investigadores de Texas A&M University han querido profundizar el tema del papel del vapor del agua sobre calentamiento global, y han concluido que el efecto amplificador que tendrá la humedad sobre el calor hará que se multiplique por dos el calentamiento climático y se espera que también se incremente la cantidad de vapor de agua en la atmósfera.

Y con el aumento de temperaturas en el planeta, el agua concentrada en el aire atrapa más calor, y por lo tanto aumenta la evaporación. Y por otra parte, el vapor de agua potencia a otros gases de invernadero calentando más esta vaina.

Compromisos religiosos

Queremos insistir en que el impacto de nuestros tres volcanes, va más allá de las erupciones propiamente dichas y de lo efímero que piensan los gobernantes... con cada emisión, además de piroclastos se eleva la temperatura, se desordenan las lluvias, se satura el suelo, se ruedan las laderas, vienen los derrumbes, se despelotan las casas, pueblos y montañas... por ello debemos tener más cuidado con los desplazados, con la orden de regresar a sus parcelas, mandarlos a que se devuelvan... tenemos la obligación de repensar mas su reubicación en topografías lejanas de las emisiones de los volcanes... y aceptar el compromiso de diseñar un pueblo en la terraza de Ibagué para los vecinos de Cajamarca y del Machín.


POR QUÉ DIABLOS NO HICIERON NADA

Pablo Correa, entrevistó a Lester Brown, de paso por Colombia, y logró un excelente artículo sobre nuestro futuro ecológico y económico. El Espectador. Página 24. Domingo 23 de Noviembre de 2008 Lester Brown afirma "que nuestra civilización corre el riesgo de extinguirse", él, quien hace ya casi tres décadas predijo gran parte de los problemas ambientales que hoy son noticia.

El Washington Post lo considera uno de los pensadores más influyentes del mundo y el martes pasado estuvo en Colombia. En el Club El Nogal de Bogotá, ante un reducido auditorio de estudiantes, investigadores y políticos dibujó dos posibles escenarios que nos esperan en el futuro: Uno, pesimista, es el resultado de continuar con el modelo económico actual. El otro, optimista, nace de dar un timonazo y hacer un esfuerzo por poner freno a un modelo de desarrollo a todas luces insostenible.

El maldito petróleo
Brown, en entrevista exclusiva, dijo que cuando los historiadores escriban sobre esta época tendrán que hacer la distinción entre antes y después de la era del petróleo. Haber confiado el desarrollo de nuestras economías a la explotación de los hidrocarburos nos condujo a un acelerado progreso, pero a un deterioro igualmente rápido de los recursos naturales.

El punto de quiebre
"No sabemos dónde está el punto de no retorno", explica Brown. Dice que puede comenzar con el deshielo de la capa que cubre Groenlandia provocando un aumento en el nivel del mar de hasta ocho metros que arrase con ciudades costeras en todo el mundo y provoque el desplazamiento de millones de personas. O, puede comenzar cuando la tala de árboles en el Amazonas llegue a un punto crítico en el que la selva sucumba ante los incendios forestales.

Lo cierto es que hemos "acelerado el reloj de la extinción" y "todo depende del punto de quiebre, pero no será un proceso agradable. La gente desesperada hace cosas desesperadas".

Con unas cuantas cifras Brown convence a su interlocutor de la realidad del barranco que le espera a la humanidad por este camino: se estima que la demanda global en 1999 excedió la capacidad de regeneración del planeta en un 20 por ciento; con la escasez del petróleo y el repunte de los biocombustibles, 800 millones de vehículos competirán por los recursos alimentarios con mil 200 millones de personas que viven con menos de un dólar al día; si el papel usado por los chinos en 2031 alcanza el consumo actual de los norteamericanos, serán consumidas 305 millones de toneladas de papel, especies están desapareciendo a una velocidad mil veces más rápida que aquella a la que las especies evolucionan.

Plan B 2.0

En el libro Plan B 2.0, cuya traducción al español fue presentada esta semana (Editorial Universidad El Rosario), hace un inventario detallado del mundo que la generación actual le heredará a la siguiente: poca agua, pocos bosques, casi ningún nevado, millones de hectáreas de desierto, tormentas más fuertes, escasez de peces. Brown cree que, por primera vez en la historia, se está provocando una fractura generacional de la misma manera que se han producido fragmentaciones religiosas, étnicas o políticas: "La próxima generación preguntará por qué no hicieron nada, por qué no trataron de estabilizar el clima. Sería algo doloroso para la sociedad".

Desde la presidencia del Earth Policy Institute, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, promueve la idea de una nueva economía ("Plan B") que apunta a la estabilización de la población del planeta, la erradicación de la pobreza y un presupuesto anual para restaurar el planeta.
"Lo excitante es que estamos comenzando a ver cómo podemos reducir las emisiones de carbono y la concentración atmosférica de CO2", comenta Brown. "Hace apenas unos pocos años comenzaron a aparecer alternativas tremendas de energías renovables, en una escala que no habíamos visto". En su conferencia mencionó el caso del estado de Texas, que por décadas ha sido el líder de producción de petróleo y ahora tiene en operación, en construcción o en etapa de plan, granjas de energía eólica para producir cuatro mil 500 megavatios. Cuando estos proyectos se concreten, Texas podrá suministrar electricidad a 24 millones de personas.

Los ejemplos en otros campos son abundantes. Corea del Sur reforestó 65 por ciento de sus tierras áridas, Estados Unidos redujo la erosión del suelo en un 40 por ciento, el 35 por ciento de los viajes dentro de una ciudad como Ámsterdam se hacen en bicicleta. La tecnología actual permite resolver casi cualquiera de los problemas que enfrentamos.

"El desafío es construir una nueva economía y hacerlo a una velocidad de tiempos de guerra, antes de que perdamos los plazos dados por la naturaleza".

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