Navidad ecológica es un llamado a preservar nuestro medio ambiente por encima de las costumbres religiosas y paganas de los arbolitos de navidad, pesebres y derroches de energía eléctrica.
En otras navidades la pelea ecológica estaba dada por el uso indiscriminado del arbusto llamado cruceto, que crece en zonas secas como Tolima, Huila y la costa norte, que por su forma, sus ramificaciones radiales y por su porte semeja al patrón impuesto por otras culturas en cuanto a arbolitos de navidad. El mayor inconveniente de dicha planta es que es de crecimiento lento. La importancia ecológica del cruceto radica en que se opone al crecimiento de las zonas desérticas, formando comunidades muy resistentes a la erosión por acción de las lluvias y por el viento.
Otra de las históricas peleas ecológicas era por el uso indiscriminado del musgo. El musgo es una planta pequeña que generalmente alcanza una altura máxima de 15 centímetros y ha necesitado nos 50.000 años para formar una comunidad bien desarrollada, vive en lugares húmedos y tiene capacidad de colonizar las rocas descomponiéndolas y acumulando suelo. Su función más importante consiste en que cada planta es capaz de retener grandes cantidades de agua. Se estima que puede liberar hasta un litro de agua cada día, porque tiene millones de hojitas del tamaño de la punta de un lápiz que puede absorber 17 veces su peso en agua. Lo anterior significa que arrancar musgo para las navidades o cualquier otro evento, equivale a arrancar tanques para el almacenamiento de agua.
El otro caballito de batalla para nuestra navidad ecológica es el derroche de energía en navidad[1]. La producción de mercancías (con gran consumo de energía), la adquisición (derroche económico) y el desperdicio (con gran capacidad contaminadora), son tres de las etapas que enmarcan el festejo navideño respecto a la energía.
El daño ecológico causado por el mercadeo de miles de arbolitos (esto sigue siendo vigente para las zonas rurales, desafortunadamente), cientos de toneladas de musgo, y por la acumulación de grandes cantidades de basura una vez pasadas las festividades, generalmente se pasa por alto. Por ello el objetivo principal que proponemos es que cada población tome conciencia de la destrucción ecológica que ocasiona y de impedir por todos los medios, el consumo y mercadeo de los recursos con estos superficiales fines.
[1] Véase también Iluminación navideña.
En otras navidades la pelea ecológica estaba dada por el uso indiscriminado del arbusto llamado cruceto, que crece en zonas secas como Tolima, Huila y la costa norte, que por su forma, sus ramificaciones radiales y por su porte semeja al patrón impuesto por otras culturas en cuanto a arbolitos de navidad. El mayor inconveniente de dicha planta es que es de crecimiento lento. La importancia ecológica del cruceto radica en que se opone al crecimiento de las zonas desérticas, formando comunidades muy resistentes a la erosión por acción de las lluvias y por el viento.
Otra de las históricas peleas ecológicas era por el uso indiscriminado del musgo. El musgo es una planta pequeña que generalmente alcanza una altura máxima de 15 centímetros y ha necesitado nos 50.000 años para formar una comunidad bien desarrollada, vive en lugares húmedos y tiene capacidad de colonizar las rocas descomponiéndolas y acumulando suelo. Su función más importante consiste en que cada planta es capaz de retener grandes cantidades de agua. Se estima que puede liberar hasta un litro de agua cada día, porque tiene millones de hojitas del tamaño de la punta de un lápiz que puede absorber 17 veces su peso en agua. Lo anterior significa que arrancar musgo para las navidades o cualquier otro evento, equivale a arrancar tanques para el almacenamiento de agua.
El otro caballito de batalla para nuestra navidad ecológica es el derroche de energía en navidad[1]. La producción de mercancías (con gran consumo de energía), la adquisición (derroche económico) y el desperdicio (con gran capacidad contaminadora), son tres de las etapas que enmarcan el festejo navideño respecto a la energía.
El daño ecológico causado por el mercadeo de miles de arbolitos (esto sigue siendo vigente para las zonas rurales, desafortunadamente), cientos de toneladas de musgo, y por la acumulación de grandes cantidades de basura una vez pasadas las festividades, generalmente se pasa por alto. Por ello el objetivo principal que proponemos es que cada población tome conciencia de la destrucción ecológica que ocasiona y de impedir por todos los medios, el consumo y mercadeo de los recursos con estos superficiales fines.
[1] Véase también Iluminación navideña.
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