jueves, 6 de noviembre de 2008

Arboles Viejos… mas que Jesús

Una vez evadí a los vigilantes de un jardín botánico en el hemisferio norte y pude tocar la corteza de un sequoia milenario, con una circunferencia de unos 20 metros; sentí una vibración muy rara, algo así como de vidas anteriores y sugerencias sobre el futuro, mas allá de ciclos humanos, de una vida… la mía.

Es que cada árbol tiene su tesoro

De las secuoyas, (Sequoia gigantea ), quedan unos pocos árboles, muy nobles, que habitan en los bosques de la costa oeste de América; son gigantes de lignina y celulosa, que alcanzan una altura de más de cien metros y pesan más de dos mil toneladas: algunos de ellos tenían mil años cuando nació Jesús. Son los símbolos verdes más altos y antiguos que podamos admirar como un organismo vivo completo.

Lo extraordinario de estos árboles es que más del 97% de ellos está muerto. La madera que es la parte sólida, está muerta; la gruesa corteza que rodea al árbol, también. La única parte viva es una capa periférica fina de las células vivas, que envuelve la madera y está debajo de la corteza… Jerome Rothstein, propuso que la forma viva que más reconocemos como la más parecida a Gaia es la secuoya.

La secuoya del parque

Un nativo, que siempre vive pensando en Ibagué, Mauricio Vila Mejia, se trajo escondida una plantita de secuoya y. sin ritual, la sembró en la Plaza Bolívar, en donde trata de crecer, desmejorada por la competencia y el clima… pero autentica; está a la espera de tiempos pedagógicos mejores: para cuando los maestros pilas la descubran y expliquen a sus muchachos las características de la especie viva más antigua del mundo y lo que puede pasarle a los extranjeros si nos invaden el trópico.

Un Ecosistema llamado Macondo

Aunque muchos crean que es un Pueblo… Macondo es un árbol. La promoción ecológica, que sin proponérselo nos hizo García Márquez cuando comenzó a popularizar un árbol que no conocía, lo convirtió en un “palo taquillero”.

Es una joya vegetal que los campesinos más lo identifican como pericoaguao (Cavanillesia platanifolia), aunque recorriera el mundo con el nombre de macondo. Como ya Don Gabriel lo había desahuciado, nos toco su rescate a las Reservas de los utópicos verdes y por allá por Sasardi en los predios de Beatriz Holguín, la Cafira, como cariñosamente la registramos, ecologista paisa de tiempo completo, los cuida como a sus hijos.

Son árboles gigantescos barrigudos, con raíces como patas de elefantes con bioarquitectura increíble. Tienen una corteza gruesa, engrosada en abultamientos alrededor del tronco, para darle resistencia. Como mecanismo de defensa, el macondo, después de los primeros hachazos, libera a todo su corteza, la cual se desploma, verticalmente, aplastando y sepultando al talador. Es mágico, único, es un mecanismo de respeto… especial de esta especie que crece en el bosque seco tropical y que muy seguramente existió en el Tolima.

El tal Don Pedro

Al Pedro Hernández, conocido como chiraco o manzanillo (Toxicodendrum estriatum) tenemos que saludarlo religiosamente, con venia y quitada de sombrero, por cuanto si no lo haces, la reacción en humanos es impredecible: unos se hinchan, a otros les da rasquiña, puede llevar a fiebres y dolores del cuerpo. Pero como en la naturaleza “todo tiene su cura”, cerca de él crece el espadero, que es la contra del señor Pedro Hernández.

Es que tenemos una riqueza, en peligro, que debemos convertir en elementos del bosque y utilizar para disecar bosques nuevos, con valores nuevos, que van más halla del turismo y con soporte económico, de conocimientos, fármacos, alimentos, etc…

El trópico biológicamente subversivo

Cuando comenzó el ultimo proceso de congelación, las plantas hicieron un complot clandestino con la convicción de desplazarse para el trópico, ya sabían que la temperatura planetaria descendía y les iba a complicar la vida…por ello todas intentaron venirse para el trópico y, como llegaron muchas, tenemos la mayor concentración de especies del planeta…Biodiversidad que le llaman.

Nadie quiere parecerse a nadie

No todo debe estar reducido a los parámetros del dinero…tenemos otros patrimonios, herencias, que son nuestros y que cada vez pretenden rapárnoslos; por ejemplo, el bosque como patrimonio intelectual, como cofre de recuerdos, como símbolo de complejidad biológica, como espacio compartido con el sol, el viento, las aves, los microorganismos… todo ello, conceptualmente es nuestro y debemos rescatarlo y defenderlo.

Un asalto que nos hacen a su estética es el cambio pretendido de multitud de forma, en un reemplazo absurdo por la monotonía de una forma replicada muchas veces: eso es castración, que también existe en las tendencias de contemplación estética.

Ser tropical es una posición política

El bosque tropical es muchas cosas… espirituales, ecológicas. El planeta es un trabajo persistente de Gaia: y los bosques, los albañiles de la vida, sin ellos la vida no seria tan chévere, tan fácil. Y como verdaderos ecosistemas, que son puro oro, aquí en el Tolima tenemos un bosque nativo mal llamado El Brasil, que es como una catedral ecológica que debemos convertir en reserva antes de que lo privaticen.

El Jardín botánico Alexander von Humboldt, que guarda con esmero los esfuerzos de tanto años de Raúl Echeverri en la UT; los deseos filogenéticos de Santa Fe de los Guaduales; la finca Villa Inés con la mejor colección de frutales silvestres del Tolima; San Jorge; el Bosque huérfano de Las Palmas de Cera de Potosí y el ignorado de la Finca la Cruz… todo esto nos entusiasma, pero lo que más nos ha entusiasmado, en la investigación de los estudiantes de Biología es el registro de relictos en cada finca arrocera en Ibagué: las 40 mil hectáreas de la Terraza están salpicadas de manchas boscosas, que con un pequeño esfuerzo podrían convertirse en el mayor banco genético de Colombia

¿Es esta la última oportunidad?

La avalancha del progreso que ha impulsado la “Economia del mundo” desde la Segunda Guerra Mundial ha enriquecido a muchos, pero ha empobrecido a la Tierra.

Los ingleses se inventaron una consigna… que en la Isla, las ardillas pudieran atravesar Inglaterra de costa a costa sin pisar el suelo…Y la verdad es que lo lograron… pero seguimos sin saber que fue primero: si la consigna o la siembra de los corredores biológicos.

Los alemanes convirtieron la barrera que correspondía al famoso muro en un esplendido corredor verde: lo que antes los separaba ahora los une.

Si tenemos joyas vegetales, ecosistemas nativos, 40 mil hectáreas con riego, podemos intentar unir todas las fincas de la Terraza de Ibagué con un amplio corredor trofico, en donde conservar los genes, las aguas, rescatar especies, guardar los maderables, concentrar frutales, crear nichos para la fauna, frutas para los micos y para la avifauna… mejor dicho, convertir a todo ello en un gran Jardín Botánico con senderos pedagógicos que inviten a la interpretación ecológica y a la recreación dentro del paisaje.

1 comentario:

Vane dijo...

Hola Gonzalo, soy periodista y quiero investigar y escribir sobre la planta Chiraco, pues me llama mucho la atención que la persona deba pedirle permiso o escupirle para pasar cerca de ella. Sé que usted ha escrito sobre esto, así que me encantaría hablar con usted, ¿podría entrevistarlo por este medio o por teléfono?

Muchas gracias.