martes, 6 de enero de 2009

Yo nací y vivo en la tierra

Vamos a aprovechar el receso del Machín, que parecen vacaciones, para hacer un tour por nuestra casa. Vamos a conocer nuestro planeta, su historia, su estructura, cuándo aparece la vida, cuándo llega el hombre a embarrarla. Vamos a convertir todos esos millones de años en textos cortos, coleccionables, con continuidad, como en las telenovelas: la gracia sería guardarlos y divulgarlos, porque uno nunca sabe.
Una versión de los hechos.
Antes de que las religiones vinieran del cielo, antes de que crearan confusiones entre las galaxias y paraísos, antes de que el sexo milagroso reemplazara a la evolución de las especies, teníamos nuestras propias versiones y sabidurías sobre el cosmos, sobre la Tierra y el origen de la vida. Después del advenimiento de las religiones el conocimiento se llenó de oscuridad y de pecado, y allí perdimos nuestro destino, por ello no sabemos qué hacer con el Volcán Machín.Es que a veces confundimos a Dios con el Planeta, y en la búsqueda nos perdemos en Plutón. Nuestra apatía sobre el conocimiento y la prevención con respecto al Volcán Machín es puro producto de una pereza mental profunda.
Las cosas que caen del cielo.
1. La gran roca.
Es muy probable que el suceso ocurrido, hace unos 2.5 millones de años, en Manson, Iowa, Estados Unidos, sea la cosa más grande que se haya producido en America del Norte, en toda su existencia.Se ha calculado que una roca de unos 2.4 kilómetros de diámetro, que pesaba 10 mil millones de toneladas, con un desplazamiento de unas 200 veces la velocidad del sonido, atravesó la atmosfera y se clavó en la Tierra con una violencia y una brusquedad casi inimaginables.La zona en donde hoy esta localizada Manson se convirtió en un agujero de 4,8 kilómetros de profundidad y más de 32 de ancho. Después, se interpretó de muchas maneras, pero allí se comprueba todo lo erróneo que puede llegar a ser una conclusión geológica.El tiempo y las placas de hielo fueron llenando el cráter de Manson hasta los bordes, de arcillas y alisándolas, de manera que hoy el paisaje es tan plano como la tabla de una mesa y es por ello que nadie ha podido hablar del cráter de Manson.
2. Cayeron aminoácidos.
Un domingo de septiembre de 1969 una bola de fuego cruzó el cielo, causando sobresalto en miles de miles de australianos, produciendo además, sonidos chisporroteantes y olores muy raros.La bola de fuego estalló y cayó en una lluvia de fragmentos, algunos de los cuales pesaban más de cinco kilos. Afortunadamente no hicieron daño a nadie. El meteorito era extraño, conocido como condrita carbonosa. Los curiosos del pueblo lo recogieron y guardaron cuidadosamente unos 90 kilos, de cuyos análisis han reportado una edad de cuatro mil 500 millones de años, con 74 tipos de aminoácidos, algunos de ellos involucrados en la formación de proteínas terrestres. Más tarde se reportó que también contenían cadenas complejas de azúcares, llamadas poliolos, desconocidos en la Tierra.Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN, y su colega Leslie Orgel han postulado que la Tierra fue "deliberadamente sembrada con vida por los alienígenas inteligentes", una idea que se hubiera considerado descabellada y lunática sino viniera de un galardonado con el premio Nobel.
3. La magnetosfera: un chaleco antibalas.
La magnetosfera, esa zona magnética que existe sobre la Tierra y que normalmente nos protege de los rayos ultravioleta y de otras agresiones cósmicas, la tenemos ignorada, no le damos ninguna importancia y sin ella el desdichado al que se le ocurriese ponerse al sol no tardaría mucho en adquirir una apariencia de chicharrón.Es que hace unos cuatro mil 600 millones de años se acumuló en el espacio un gran remolino de gas y polvo, de unos 24 mil kilómetros de ancho. Casi toda su masa (99.9 por ciento de todo el sistema solar) formó el Sol. Del material flotante que quedaba, dos granos microscópicos se mantuvieron lo bastante próximos para unirse en virtud de las fuerzas electrostáticas. Ese fue el momento de la concepción de nuestro planeta. Los granos de polvo formaron agrupaciones cada vez mayores al chocar, y de pronto llegó un momento en que esas agrupaciones fueron ya lo suficientemente grandes para que pudieran calificarse de planetesimales.Y como chocaban sin cesar, se fracturaban, dividían y recombinaban en infinita permutaciones al azar. Cada uno de esos choques producía un ganador y algunos de ellos adquirieron el tamaño suficiente para dominar la órbita por la cual se desplazaban. Pero todo fue muy rápido, en unos 200 millones de años la Tierra se convirtió en un planeta bebé o tal vez menos aunque todavía estaba fundida y sometida al bombardeo constante de los sólidos que se mantenían flotando a su alrededor.
4. Las siete lunas del sistema solar.
Cuando estábamos en ese proceso de formación, hace unos cuatro mil 400 millones de años, se estrelló en la Tierra un objeto del tamaño de Marte, lo cual causó una explosión que produjo material suficiente para formar una esfera para que acompañara a la Tierra y así nació la Luna.En 1978, un joven astrónomo, James Christy, del Observatorio Naval en Arizona, mirando rutinariamente a las imágenes de Plutón, vio que allí había algo diferente, una cosa borrosa e imprecisa, y previas consultas llegaron a la conclusión que "lo que se veía allí era una luna". Y no era una luna cualquiera, era la luna más grande del sistema solar.Hasta las expediciones del Voyager, se creía que Neptuno tenía dos lunas, pero el Voyager descubrió otras seis. Hoy ya la cuenta llegó hasta un total de 90 lunas.Pero, lo que realmente hay que tener en cuenta, claro, cuando se considera el universo en su conjunto, es que ni siquiera sabemos en realidad lo que hay en nuestro sistema solar.
5. Y una atmosfera deliciosa.
Cuando la Tierra aún estaba chiquita, de pronto un tercio de su tamaño, intentó formar una atmosfera, compuesta principalmente de bióxido de carbono, nitrógeno, metano y azufre, y a partir de ese menjurje tóxico se creó la vida. El bióxido de carbono es un potente gas de efecto invernadero y en ese momento, en el cual el Sol era muy tenue, fue muy oportuno para impedir que la Tierra se congelara en forma permanente, impidiendo que la vida hubiera podido despegar.Y hace unos cuatro mil 600 millones de años empezó a agruparse un gran remolino de gas y polvo de unos 24 mil kilómetros de ancho. Y, casi toda su masa formó el Sol. Del material flotante que quedaba, dos granos microscópicos se mantuvieron lo bastante próximos para unirse en virtud de las fuerzas electrostáticas.Y todo ello ocurrió con una rapidez extraordinaria. Sólo tuvieron que pasar unas decenas de miles años. La Tierra se formó básicamente en doscientos millones de años, tal vez menos, así fue como comenzó nuestra historia y hoy se puede estudiar en detalle el Volcán Machín.Durante los 500 millones de años siguientes, la joven Tierra siguió sometida a un bombardeo implacable de cometas, meteoritos y demás desechos galácticos, los cuales trajeron agua para llenar los mares y los componentes necesarios para que se formase con éxito la vida y al fin, seguramente después de muchos intentos, alguna diminuta bolsita de sustancias químicas se agitó, palpitó y se hizo animada, allí comenzó nuestra historia y hoy nos la repasa el Volcán Machín.
6. En dónde paseaban los asteroides.
Los asteroides, como la mayoría de la gente lo sabe, son objetos rocosos que orbitan en formación un tanto imprecisa en un cinturón situado entre Marte y Júpiter. De allí a un millón y medio de kilómetros, o algo así, de su vecino más próximo, por esto en las ilustraciones los representamos como un revoltijo.Nadie conoce ni siquiera el número aproximado de asteroides que andan dando tumbos por el espacio, pero se considera probable que haya más de mil millones de ellos como mínimo. Algunos suponen que son planetas que no se completaron, debido a la atracción gravitatoria desestabilizadora de Júpiter que les impide aglutinarse.Cuando empezaron a detectarse asteroides en la década de 1800, se creyó que eran planetas, y se llamo a los dos primeros Ceres y Palas. En Julio de 2001 se habían bautizado e identificado 26 mil asteroides en un total escandaloso de unos mil millones de ellos sin identificar.Pero nadie podría afirmar sobre qué perturbaciones y amenazas representan cualquiera de ellos sobre nosotros. Se presiente que un asteroide pequeño, del tamaño de una casa, podría destruir una ciudad. El 1991 BA, fue el primero, y se detectó cuando estaba ya a una distancia de 170 mil kilómetros de nosotros.Pagina dedicada a mi amigo Jorge García Jaramillo, quien tenía propiedades planetarias con las cuales nos inspiro este ensayo.Esa telenovela de nuestros orígenes la estamos rescatando, macheteando, en su mayor parte de nuestro libro de cabecera, "Una breve historia de casi todo" del científico Bill Bryson publicado por RBA Libros de Barcelona. 2004.

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