Yo llegue montado en mi patrimonio ambiental, cultural y genético…. Y todo ello me lo traje para el bosque seco tropical del Tolima.
Aunque algunos lo duden y otros lo nieguen, la vaina ecológica la trae uno adherida, a las neuronas, al protoplasma…. Pero aunque ya lo había afirmado Darwin …la adaptación nos chisporroteo el destino inmediato transformándonos en mercancía, prefiriendo el consumismo, los artefactos eléctricos, caminando por los bordes entre lo contaminado y lo saludable: vamos cayendo en los trangenicos, en los alimentos modificados artificialmente, confundimos en desarrollo humano con el desarrollo económico, le tenemos miedo a la muerte, … hemos ido aplastando nuestra identidad geneática superponiéndolas todo aquello que se pone moda: el nylon, los aerosoles, celulares, …..
Y me fui a perseguir los restos de mí herencia ambiental al bosque seco tropical del Cesar en la Cienaga de Zapatosa en sus elementos: agua, ictiofauna y seres humanos.
Es que desde el momento en que consideramos al agua como una mercancía matamos la vida en masa de agua, cuando olvidamos los ciclos de vida vamos hacia la extinción de especie y su reemplazo por aquellas exóticos mas resistentes, y cuan creemos que el dinero es mas importante que el ser humano los condenamos a una hambruna miserable.
Esta introducción es para darle paso a una carta inesperada de Karim Raad, con quien hemos compartido muchas resistencias ambientales y nos ha removido los recuerdos de las aventuras ambientales de nuestros universitarios en Salento.
Y es que Salento esta metido en el corazón de muchos estudiantes, seguramente ya egresados, de la Universidad del Tolima: allí coronábamos Morro Gacho, en la prueba para valorar la vocación de cada uno: y, la relación con la carta es que Karim Raad perteneció el combo de utópicos que consolidaron la experiencia mediante la construcción de un montón de puentes de acceso a la Reserva Alto Quindío de nuestra Fundación Herencia Verde en Salento.
Allí se enfrentaron los primíparos de la U. a muchas cosas de la naturaleza por primera vez: y algunos aún lo recuerdan con satisfacción, otros, aquellos que llegaron tarde a la academia, nos lo reprochan y nos pasan cuentas de cobro, fueron los bellos tiempos de la ecologia heredada y que trajimos adherida al protoplasma …. La trajimos y la hemos regado por militancias intelectuales en la realidad colombina.
Aunque algunos lo duden y otros lo nieguen, la vaina ecológica la trae uno adherida, a las neuronas, al protoplasma…. Pero aunque ya lo había afirmado Darwin …la adaptación nos chisporroteo el destino inmediato transformándonos en mercancía, prefiriendo el consumismo, los artefactos eléctricos, caminando por los bordes entre lo contaminado y lo saludable: vamos cayendo en los trangenicos, en los alimentos modificados artificialmente, confundimos en desarrollo humano con el desarrollo económico, le tenemos miedo a la muerte, … hemos ido aplastando nuestra identidad geneática superponiéndolas todo aquello que se pone moda: el nylon, los aerosoles, celulares, …..
Y me fui a perseguir los restos de mí herencia ambiental al bosque seco tropical del Cesar en la Cienaga de Zapatosa en sus elementos: agua, ictiofauna y seres humanos.
Es que desde el momento en que consideramos al agua como una mercancía matamos la vida en masa de agua, cuando olvidamos los ciclos de vida vamos hacia la extinción de especie y su reemplazo por aquellas exóticos mas resistentes, y cuan creemos que el dinero es mas importante que el ser humano los condenamos a una hambruna miserable.
Esta introducción es para darle paso a una carta inesperada de Karim Raad, con quien hemos compartido muchas resistencias ambientales y nos ha removido los recuerdos de las aventuras ambientales de nuestros universitarios en Salento.
Y es que Salento esta metido en el corazón de muchos estudiantes, seguramente ya egresados, de la Universidad del Tolima: allí coronábamos Morro Gacho, en la prueba para valorar la vocación de cada uno: y, la relación con la carta es que Karim Raad perteneció el combo de utópicos que consolidaron la experiencia mediante la construcción de un montón de puentes de acceso a la Reserva Alto Quindío de nuestra Fundación Herencia Verde en Salento.
Allí se enfrentaron los primíparos de la U. a muchas cosas de la naturaleza por primera vez: y algunos aún lo recuerdan con satisfacción, otros, aquellos que llegaron tarde a la academia, nos lo reprochan y nos pasan cuentas de cobro, fueron los bellos tiempos de la ecologia heredada y que trajimos adherida al protoplasma …. La trajimos y la hemos regado por militancias intelectuales en la realidad colombina.
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