martes, 30 de septiembre de 2008

Masanobu Fukuoka ha muerto


El campesino humilde y el sabio taoísta, el autor de "La revolución de una brizna de paja", el poeta, el filósofo, el intelectual, el padre de lo que se llamó la agricultura natural, el inventor del nendo dango y uno de los máximos inspiradores del movimiento permacultura.

Para reforestar zonas áridas
Fukuoka se ha ido a los 95 años, el pasado 16 de agosto; dejando tras de si el ejemplo vivo de una manera radical y revolucionaria de entender la relación con la tierra y un método agrícola basado en la contemplación de la naturaleza y en la mínima intervención humana. Un método capaz de reverdecer y reforestar zonas áridas. Capaz de obtener los mejores resultados de la tierra desde el No hacer.

Sanar la tierra y purificar el espíritu humano

Para Masanobu Fukuoka sanar la tierra y purificar el espíritu humano eran un mismo proceso. Su filosofía del "No hacer" partía de la idea de que, en lugar de preguntarse qué pasaría si se hiciese esto o aquello, los seres humanos nos deberíamos preguntar qué pasaría si no se hiciese.


Una agricultura cooperando con la naturaleza
Fukuoka no labraba, ni araba, ni usaba abonos químicos, ni compost preparado, ni quitaba las hierbas que crecían en sus campos de arroz, centeno o cebada. Practicaba la agricultura cooperando con la naturaleza, en lugar de querer mejorarla, exigiéndole resultados. Dándole primero, para luego recibir de ella. Respetaba sus ciclos e interfería en las comunidades animales y vegetales de sus campos lo menos posible.
Para mejorar la producción de la naturaleza, y convertir desiertos en bosques, creó el nendo dango, un método de sembrado que no requiere arado y que consiste en mezclar semillas dentro de unas bolitas de barro que se esparcen por el campo y que brotan cuando la primera lluvia intensa las libera de su cascarón.

Sembrando bolitas de arcilla
"Tenemos que sembrar bolitas de arcilla con rapidez porque no hay tiempo. Depende de vosotros que esto sea un punto de partida para la reforestación de todo el planeta o se quede solo en poner verde esta isla. No dejéis que esta isla se convierta en el último paraíso. Aquí hay que hacer un paraíso para demostrar al resto del mundo que es posible una reforestación de verdad".


Publicado en la página ecológica del nuevo día del martes 30 de septiembre de 2008

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